domingo, septiembre 30, 2007

El día menos pensado

Vicente Herrera Márquez

El día menos pensado,
cruzarán mi puerta tus pasos,
tu mirada abarcará mi ambiente,
mi boca se humedecerá en tu aliento,
la música de tu voz romperá el silencio
y el aroma de tu cuerpo espantará la ausencia.

El día menos pensado,
mi casa se vestirá de fiesta,
mi mesa extenderá mantel largo,
mis manos servirán el mejor manjar,
el vino a punto color rubí pintará las copas
y al sonido del cristal brindaremos por ti y por mi.

El día menos pensado,
será nuestra fiesta de amor,
mi cama impaciente de espera,
lucirá sábanas nuevas color romance,
que guardadas por tiempo en un rincón,
soñaban el momento, de ver florecer tu piel.

El día menos pensado,
tu fuerza romperá ataduras,
nuestra pasión derribará murallas,
la noche insondable se abrirá a la aurora,
y nuestras vidas, sueños y cuerpos se abrazaran
olvidando los días largos que el tiempo quiso esperar.

viernes, septiembre 21, 2007

Equinoccio de primavera

Vicente Herrera Márquez

Hoy te vi., te olí y te sentí mujer amante y verdadera.
Hoy tus labios pusieron el sello que faltaba.
Hoy tus manos se posaron delicadas en mi rostro
y tus ojos fueron cristales transparentes y brillantes,
que mostraron mi nombre en tus retinas dibujado,
el que transformas en palabras sinceras cuando hablas.

Hoy te conozco más que ayer, hoy te quiero más.
Hoy tengo en mis manos las formas de tu cuerpo
Hoy tengo en mi boca los dulces sabores de la tuya
Hoy equinoccio, cuando la noche con el día son iguales
se que nuestra ilusión también se equilibra en la balanza
y nuestros porcentajes de amor son semejantes.

Hoy mi boca sintió, de tus besos, el calor.
Hoy floreció tu piel con caricias de mis manos.
Hoy mis dedos pulsaron el diapasón de tus sentidos
y en conjuro con mis labios en arranque desatado,
hicieron que de los rincones sosegados de tu cuerpo
brotara por tus poros la pasión y vibraras primavera.

lunes, septiembre 17, 2007

Sentidos

Vicente Herrera Márquez

Huelo en las estelas del viento,
el aroma del campo y el sudor del trabajo.
Huelo en avenidas y calles,
el hedor de basuras, de cemento y de smog.
Huelo en mis sabanas rojas,
de tu piel la esencia y el olor de mujer.

Veo en el margen del horizonte,
la aurora del día y el preludio nocturno.
Veo en pantallas brillantes y planas,
como vive apurado muriendo el mundo.
Veo en lo profundo de tu mirar,
el rostro del hijo que pudimos tener.

Oigo en los parlantes del tiempo,
el lamento de muchos que cargan dolor.
Oigo las risas y cantos de niños,
que las apaga, insensible, el tronar del cañón.
Oigo en el aire el lamento de un canto,
que es el tuyo que no se quiere alejar.

Siento en el paladar un dulce gustito,
es el azúcar de la leche del pecho materno.
Siento en la boca ardor y acidez,
que provocan las mezclas de droga y alcohol.
Siento en mis labios un rojo sabor,
de besos que dicen: de ti no me quiero alejar.

Tocan mis dedos apéndices en teclas,
que revuelven dígitos en el caos del devenir actual.
Palpo con mis manos gastadas,
el rostro de los niños que abandoné en el tiempo.
Dejo que mi piel sedienta se adhiera a la tuya,
envolviendo dos cuerpos que no se quieren separar.

Palpo la pálida piel de luna que abriga tu cuerpo.
Siento con la lengua el sabor de tu ser.
Oigo muy claro cuando ríes, cantas y lloras.
Veo en tus ojos la verdad cuando dices: te quiero.
Huelo en distancia, sin verte, si vienes o vas.
¿Qué será, que en mis cinco sentidos siempre estas tu?

domingo, septiembre 16, 2007

Tinto del bueno

Vicente Herrera Márquez

La noche en soledad es amiga solapada,
se confabula con el frío y con el vino.
Por momentos, con calor les habla del amor,
luego se sulfura y hunde su daga en el dolor.
Entre copas brinda incitando al romance
y de repente, sin mediar, es mala consejera.
Pero cuando el vino es bueno como dice Tito,
ni la noche más negra te va a arrancar de mí.
¿Sabes por qué? Porque estoy tomando del bueno.
Puede decir lo que quiera la noche,
puede inventar mil historias e intrigas.
Si quiere mentirme que diga mentiras,
puede decirme que en otros brazos me olvidas
y también que en otra boca te embriagas.
Que diga lo que quiera la noche,
a mi no me engañan el vino y la noche.
Te aseguro mi amor que ella no me aleja de ti.
Por que el vino que tomo es derecho
y aunque lo beba en negras penumbras,
no se deja engañar ni envolver por la noche.
El es mi camarada, confidente y amigo.
El es mi hermano ¡Es muy bueno mi vino!

domingo, septiembre 02, 2007

La mujer de las rosas

Vicente Herrera Márquez

La mujer que vende flores
en el kiosko de la esquina,
temprano arma los ramos
de claveles, nardos y rosas.
Son manojos que regalan amor
y con ellos sonriendo gana su pan.

La mujer que vende flores
conoce los amores ocultos,
de un señor y una señora
que esperan y no se encuentran,
en las esquinas del tiempo
y en los pasillos de un mall.

La mujer que vende flores
es también mujer muy bella
que vive su lindo romance,
por que en su jardín la acompaña
una preciosa flor que es niña,
que cual rosa, es fruto de amor.

La mujer que vende flores
es cómplice de aquel señor,
que algunos días le encarga
un sencillo ramo de rosas,
que aquella señora hermosa,
otro día pasará a buscar.

El nombre de mi amada

Vicente Herrera Márquez

Nunca escribí su nombre,
siempre estuvo en mis letras,
escondido,
pero hoy quiero que todos lo conozcan.
Quiero que el mundo sepa,
el nombre de mi amada,
que corra de boca en boca
y que todos lo repitan,
que se transforme en poema,
himno, cantata y sinfonía,
que todos se enteren y transmitan,
por todos los rincones,
a quien quiero con todo y con el alma.
Su nombre es rima, verso,
oración y composición de amor.
Son seis letras, más de alguna repetida,
son solo tres vocales,
que al pronunciarlas riman con todas,
con todas las palabras del amor.
En los versos que han leído
están todas repartidas,
solo tienen que buscar con calma,
y en todos los reglones,
a veces tendrán que leer al derecho o al revés,
o al revés y derecho,
desde arriba, desde abajo, en diagonal.
¿Lo leen? Ven que es hermoso.
Ese es el nombre de mi amada.

Pausas

Vicente Herrera Márquez

Un día estaba escribiendo una historia que pretendía ser cuento, escribía, borraba, escribía, volvía a borrar.
Poco a poco creé los personajes, inventé una situación, pensé en el nudo de la historia y la trama se iba armando.
En un momento en que estaba escribiendo sin parar de repente mi mente quedo en blanco y no pude seguir el hilo de lo que tan fácilmente en mi mente había escrito en borrador.
Pensé, lo mejor es hacer una pausa y ordenar las ideas.
Aproveché de comer y beber algo, mi cuerpo lo estaba pidiendo, llevaba horas en el computador.
Después de un buen rato en pausa volví a sentarme ante el teclado y las ideas fluyeron nuevamente y sin parar en muy poco tiempo logre terminar el cuento que según mi criterio era fenomenal, punto final y dejarlo para después con calma hacer las correcciones.
Moraleja, el haber hecho una pausa fue lo mejor que se me ocurrió, dio muy buen resultado .

Otro día estaba en una situación similar frente al teclado, escribía y escribía sin parar y de repente otra vez la mente se negaba darle continuidad a lo pensado.
Era un trabajo que me había propuesto terminar ese mismo día pues era un cuento que escribía para un concurso que cerraba su plazo de entrega al día siguiente.
No quise suspender y me devanaba los sesos para reencontrar el hilo de la trama perdido
Iba, volvía iba de nuevo y otra vez volvía. Releía lo escrito buscando donde había quedado entrampado y nada.
Ya desesperado me acorde de esa otra vez en que me había sucedido lo mismo y decidí tranquilamente hacer una pausa y después sin contratiempos pude terminar la historia.
Entonces decidí hacer lo mismo, y puse todo en pausa, computador, teclado, dedos y mente
y a dejar pasar unas horas para retomar y continuar con esa linda historia que escribía con la mente puesta en ganar el concurso.
Me puse a leer un diario y a tomar un trago. Me dio sueño y dormí un rato. Cuando desperté con bríos e ideas renovadas me dispuse a seguir con la historia.
Me senté frente a mi amigo computador y a recomenzar, salir de pausa de todo lo pausado y a escribir.
Salí de pausa y no encontré por ninguna parte lo ya escrito, busqué, rebusque, alegué, grite, maldije y nada, todo había desaparecido.
Moraleja. No dejar nunca en pausa la historia que se esta escribiendo para ganar un concurso.

Todo esto lo cuento a raíz de haber escuchado la conversación de dos enamorados en la que ella decía que dejaran la historia de su amor un tiempo en pausa.
Me pregunto como será una pausa en una historia de amor verdadera.
Y también me pregunto si se podrá retomar o se perderá todo lo escrito, lo hablado, los besos, las caricias y las promesas de amor dichas por cientos de veces….
¿Podrá hacerse una pausa en el amor?

Haciendo madrugada

Vicente Herrera Márquez

Que lindo es encontrarnos de mañana
haciendo madrugada en nuestra cama.
Que importa si nos vemos despeinados,
con ojeras y mostrando huella de años,
si anoche fuimos un par de enamorados
que con besos jóvenes libamos un manjar.

Que lindo que nos vean de la mano por la calle,
orgullosos caminando haciendo travesía.
Que importa que hablen y digan lo que quieran,
con miradas y palabras que no saben del amor,
si hoy de día claro nos mostramos cara al sol
y muy firmes avanzamos sin pensar en que dirán.

Que lindo haber hecho el viaje cotidiano
y llegar a la noche si habernos soltado de la mano.
Que importa haber discutido todo el día con el sol,
explicando a todo el mundo la razón y la verdad,
sabiendo que esta noche abrazados dormiremos
y nuevamente haremos madrugada en nuestra cama.

Se viene muy largo el camino

Vicente Herrera Márquez

Solo en el camino,
ya no quedan fuerzas para seguir,
se nubla la distancia y se apagan los faroles.
Se viene muy largo el camino,
a pesar de lo poco que queda de aliento.
Se viene la noche infinita,
aunque el sol asome al oriente todos los días.
Se viene desierta la vida,
aunque haya guerras, bonanzas y hambrunas.
Se vienen muy secos los cauces de ríos,
no los logran llenar las cruentas tormentas.
Se vienen travesías en desiertos sedientos,
de labios resecos por la ausencia de besos.
Se viene la estepa de voces silentes,
y la tundra de musgos cansados, resecos.
Se vienen silencios, de frases ausentes,
de esperanzas abatidas y exhaustas.
Se viene, se viene, se viene…
Se viene muy largo el camino.

Horas escondidas

Vicente Herrera Márquez

Esas horas de besos, caricias y orgasmos en cama escondida,
son sensaciones prohibidas, muchas veces con sabor a mentira
y otras tantas con historias tejidas con hilos de amor de verdad.
Muchas son horas pasajeras de un día que pronto se olvidan
y otras, momentos que quedan grabados en fragmentos de vida.

Esas horas de pasión, que alargan minutos cerrando cortinas,
para que el día no grite que ha llegado la hora de tener que partir,
son suspiros ante lo extenso de días y noches que dura la espera.
Son horas apretadas, mezquinas, que calladas se van con el sueño
que queda enredado entre sábanas bordadas con besos de pasión.

Esas horas de amor, que se inventan un día viernes cualquiera,
de cuerpos apurados que estrujan los minutos de horas robadas,
son horas que se viven encubiertas por sombras de silencio,
que esconden romances, tentaciones, pasiones, deseos y amores,
que no pueden vivirse ante ojos abiertos y luces directas.

Esas horas de romance que se viven robándole a tiempos ajenos,
muchas veces producen secuelas que dañan y matan el alma,
otras tantas terminan por romper cristales por el tiempo trizados,
pueden también engendrar descendencia y amor duradero,
pero siempre al final de la historia más de alguien tendrá que llorar.