domingo, marzo 11, 2012

¿Dónde está mi patria?

Vicente Herrera Márquez


Mi patria está en el austro ancestral,
está en la aurora boreal
y en el periplo de la imaginación.
Está en el origen de la vida,
está donde la espiga germina,
donde el capullo se hace flor,
la crisálida mariposa
y el vientre es cáliz de luz.
Está donde el susurro quiere ser canto,
el aliento cuatro estaciones
y el suspiro tempestad.

Mi patria está donde haya pan en la mesa
y  trabajo con sudor para ganarlo.
Está en casa, choza o palacio,
que tengan las puertas abiertas.
Está donde la bandera es la mirada amiga,
el himno una mano franca,
el escudo brazos abiertos
y el lema: vengan, todos cabemos.

Mi patria está en el corazón,
está en el alma y  en la memoria,
no tiene un río o una línea que la limite
ni un paisaje que la distinga,
pero es inmensa, nació conmigo,
viaja conmigo, tiene mi edad
y abarca desde aquí mismo
hasta donde comienza tu libertad.
Sé que sin guerras ni conflictos de intereses
igual moriremos juntos,
pero mientras yo exista será mi patria,
aunque viva, toda la vida, bajo la bandera de cualquier país.

 ©Derechos Reservados.

Caribe

Vicente Herrera Márquez


Mar  azul,
crepúsculo y  playa.
Mar calmo que  murmura  inquietud,
manos torpes buscando otras manos.
Un beso,
labios frutales,
sabor a guanábana, mango y papaya.
Pechos turgentes,
cintura vibrante.
Piel ardiente en arena caliente,
con brisa suave y abanicar de palmeras.
Cuerpos desnudos,
susurros  jadeantes,
y  en  pleamar el deseo.
Explotan las olas en las rocas testigos
y  explotan dos cuerpos de pasión contenida.
Estalla la vida, se remecen distancias
y luego el Caribe se queda en silencio

©Derechos Reservados.

sábado, marzo 03, 2012

¿Dónde estás mujer soñadora?

Vicente Herrera Márquez

¿Dónde estás mujer soñadora?
En algún recodo del tiempo estarás tejiendo quimeras,
mujer que con pluma de aire y amor me diste poemas,
y en noches de nubes negras también me hiciste soñar.

¿Dónde estás mujer luchadora?
Quizás frente a una encrucijada de tantas de la vida,
o tal vez con rostro altivo y puños de manos blancas,
desafiando en lucha franca a los embates del viento.

¿Dónde estás mujer trabajadora?
Debes estar en una escuela, puede que en un hospital,
en un escritorio escribiendo, en una sala en reunión,
en la fábrica laborando o en tu casa amasando el pan.

¿Dónde estás mujer, mujer?
Recordando ausencias de niña o soledades tempranas;
hogar lejano, diario de vida y romances de juventud.
En presente creando futuro y cultivando fruto de amor.

¿Dónde estás mujer escritora?
En algún teclado virtual estarás hilvanando un poema,
o creando los personajes que darán vida a la historia,
que en tu memoria se incuba y quiere echarse a volar.

En cualquier lugar que estés,
escribe trabajadora, trabaja sin descanso escritora,
sueña mujer luchadora, lucha por tu sueño alcanzar.
Ama y no tengas temor, grita lo que no quieras callar,
habla con tu verdad y susurra en el momento de amar.






Incluido en libro: La Novia del Viento
©Derechos Reservados. Registrado con el N ° 175330 -  Chile

 

viernes, marzo 02, 2012

Algo conozco a las mujeres

Vicente Herrera Márquez

Creo, sí, solo creo saber algo de mujeres.
En mi vida han habido muchas,
hermosas y buenas mujeres.
Hubo esposa,
con documentos y madre de mis hijos.
Compañeras,
con cartas de amor en paradores del destino.
Camaradas de asiento,
con bitácora de viaje aventurero,
Parejas de baile,
con teléfono anotado en servilletas de papel.
Amantes,
con poemas encendidos escritos en sábanas blancas.
Y amigas,
encontradas en las circunstancias del trayecto.

Y he aprendido que:
Todas son buenas e importantes.
La madre de mis hijos,
no solo me los dio, sino que sola los crió e hizo personas.
Las compañeras del camino me enseñaron a escribir la vida.
Las camaradas de asiento reafirmaron y aclararon mis ideas.
Las parejas de baile de la mano me ayudaron en la travesía de laberintos.
Las amantes, me regalaron calor, caricias, amor y antorchas encendidas.
Y las amigas me ayudaron y ayudan a levantarme de caídas.

Es verdad, todas las mujeres son buenas e importantes.
La madre del santo es buena, la del asesino también.
La que da a luz en clínica blanca es buena,
Y la que pare su hijo en un pasillo de hospital también lo es.
Las madres son excelentes sin importar la situación,
son leonas defendiendo sus hijos y su condición.
Las esposas son aguerridas luchadoras por la vida
y aunque sin el hombre son garantes de familia.
La mujer proletaria es madre, esposa y trabajadora abnegada.
La mujer acaudalada también sabe parir, amar y criar a su retoño.
La mujer incuba, pare, cría, trabaja, quiere, ama, llora, ríe y es mujer.
Y sin importar la hora, el clima y las peripecias del camino
siempre es mujer y siempre, además, lucha y sabe ser mujer.