Vicente Herrera Márquez
Cuando termina el verano van hincados, no van
rezando,
van cogiendo las manzanas,
que zamarrearon del árbol soñando
con buena sidra.
Cuando comience el próximo verano tú pasearas tu garbo
por una playa de Guipúzcoa.
No todas las manzanas serán sidra
en paladar,
El otoño corre y la selección
avanza hacia el tiempo del lagar.
En ese tiempo de cielo azul tu piel tentará al mar y al sol,
La prensa otoñal espera para
estrujar el zumo espirituoso de la fruta.
mientras leerás poemas, tendida en arenas de Vizcaya.
Y ya corren los mostos trazando
camino hacia un remanso,
Días después, altiva, enfrentarás las olas de Cantabria,
el zumo va directo a fermentar en
frio tonel de acero inoxidable,
luego reposa… fermenta… madura…
reposa…
o te sumergirás desafiante en
alguna playa asturiana,
Pasa el tiempo y el mosto termina
madurando en madera de castaño.
Ya sidra, en botellas, se
impregna con burbujas espumantes.
para luego aparecer montada en la cresta de una ola
envuelta en la espuma del verano
en Mundaka, Rodilles, Somo, Merón o La Grande.
Y cuando maduren las cerezas y nazcan
los pichones,
desde tu boca a la mía
escanciaremos la sidra,
que fermentó en el invierno
esperando besos de estío.
Y será en Asturias, en Cantabria en Vizcaya o en Guipúzcoa,
en alguna playa escondida del largo norte de España,
con sol de verano ardiente, además de sidra y besos,
y con mis palabras y las tuyas, a orillas del Cantábrico,
si tú quieres, en la arena escribiremos poesía.