Cuando vueles entre
sueños a través del Mediterráneo,
busca en las islas un
pajarillo con plumas mojadas y tiritando de frio,
al que una corriente
buscando unos ojos negros lo trajo hasta aquí.
Ahora está perdido, en
medio del ponto con rumbos confundidos.
En una playa de
Formentera con mirada incierta escudriñando el oeste,
busca y no encuentra
una veleta que le diga hacia dónde va el viento
o un delfín comedido que
lo guie a tu playa escondida;
atrás, en coordenadas
lejanas, perdió su brújula y el norte.
Tú, sí tú, tú que
vuelas en sueños indícale el rumbo a tus playas,
dile como trepar a esa
corriente cálida que lo llevará hasta allí,
ayúdalo traspasándole
tu aliento y préstale el batir de tus
alas.
Largo, muy largo fue su
viaje venciendo la distancia de un océano
y hoy según los mapas, está
al alcance de un suspiro.
¡Pero es tan larga la
distancia corta cuando uno está perdido!
Si puedes, a ti que
vuelas en sueños, te pido: Llévalo en tu vuelo,
déjalo en alguna playa
al abrigo del viento a que reponga sus fuerzas,
para que luego vuele
entre Alicante, Elche y Valencia sin cansancio
buscando a la bella
valenciana que lo sedujo y trajo hasta estas playas.
Y si en algún camino
tuyo anda extraviado y sin rumbo, ayúdalo a encontrarte,
porque eres tú,
pasajera de sueños mediterráneos, la
ilusión que el busca.
No lo hagas sufrir más
y dile que está en ti el destino de su
vuelo
y que en tus sueños
literarios lo ayudaste a volar en Formentera.
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