sábado, febrero 07, 2015

Vuela libélula, vive mujer



Estos días de sol estival camina el jardín por la mañana, imagínate en vuelo igual que una libélula; en raid rasante viaja a través de la hierba, elévate y pósate en la verde copa del roble, y recordaras tu niñez.
Continua batiendo las alas en vuelo imaginario, detente en las rosas multicolores y en las florecillas de la enredadera y los almendros; embriágate con su aroma y vendrán a ti perfumes de juventud.
Sigue volando libélula y descansa en esa hoja en blanco que está en el escritorio; anota en ella el nombre de cada una de las flores y de los árboles del jardín, y veras en esa hoja danzar los romances de tu vida.
Vuela, vuela libélula, hasta alcanzar el atril donde te está esperando el bastidor con tela, para que en ella derrames los colores de las rosas, el verde del roble y de la hierba; con esos matices te darás cuenta que estas pintando los momentos de tu vida actual.
Y ahora libélula vuelve a ser mujer, entona una canción de tu tierra madre y baila, baila una ronda de esperanza, disfruta el sol de hoy y mirando al este, te aseguro que verás también el sol de mañana y el de todos los veranos que vendrán.
Suma y te darás cuenta que la vida no es tan mala, vale la pena hacer esfuerzos y vivirla con todos los colores del espectro: los fijos y los variables, los opacos y los brillantes, los fríos y los cálidos y sobre todo aquellos que te den tranquilidad y esperanzas bellas. Y si a eso le sumas una porción de amor, tendrás en tu cielo un arcoíris.

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